lunes, 19 de marzo de 2012

Terapia de pareja

Como en cualquier relación interpersonal, la relación de una pareja, ya sea de noviazgo, de matrimonio o la que tenemos con nuestro equipo de futbol. Puede pasar por momentos de enojo, tristeza, dificultad o duda que, pueden originar divorcios, violencia o hasta, ni dios lo mande, un descenso .

Entendemos que no a todos nos es fácil aceptar que tenemos un problema. Pero voltearse puede traer una serie de consecuencias nefastas que podríamos evitar con el simple hecho de aceptar, que se tiene un problema y como todo problema, hay que solucionarlo. El divorcio con tu equipo de futbol es una aberración, una abominación producto de mentes débiles y moralmente fragiles. Es la solución fácil, cobarde y simplemente inaceptable, bajo cualquier marco ético, que toman los villamelones. Por lo tanto, si no se quiere caer en la ignominiosa situación de cambiar de equipo, hay una serie de consejos que pueden seguirse, y que a continuación presentamos:

  • La comunicación es clave. Hay que hablarle a nuestro equipo. Es importante decirle lo que esperamos de él. Ver el juego completito, no importa si el rival nos juega el balón por todo el campo y los nuestros no lo tocan. Hay que gritarles a los nuestros, decirles que son unos pendejos y que se olvidan de donde comen. Nunca, pero nunca, hay que quedarse con las ganas de decirles lo que sentimos.
  • No existe el equipo perfecto. No señores, el equipo perfecto no existe, ni ha existido ni existirá nunca. Los equipos de futbol, como cualquier institución está formada por personas y por lo tanto conlleva la principal característica que compartimos todos los humanos, la imperfección. A tu equipo puedes pedirle cualquier cosa, pero nunca la perfección.
  • Dios tampoco existe. Así es, dios no existe. Por lo tanto, es inadmisible que pidas su intervención cuando a tu equipo le va mal. Y si existe, tiene cosas más importantes por hacer.
  • Es un problema de dos.  Los problemas en la relación con tu equipo de futbol, son problemas bilaterales. Así como tu esperas que tu equipo ponga huevos, juegue futbol lindo y se rompa el alma en la cancha. Así tu equipo espera algo de ti: dinero y fidelidad. No puedes ver el juego y estarle cambiando a la tele a ver Two and a Half Men, hay que ver el juego con todo y comerciales. No puedes irle a dos equipos de futbol, hay que ser fieles. Ir a la cancha cuando puedas, y nunca.... pero nunca, hablar mal de tu equipo, mucho menos frente a los hijos.
Los hijos
Cuando una pareja presenta problemas y ya no funcionan como tal, existe un daño colateral: los hijos.
Los hijos aprenden más con el ejemplo que con cualquier palabra que se les puedan decir. Si una pareja esta deteriorada, se presenta maltrato, golpes, insultos, y en general cualquier forma de abuso, los hijos aprenderán de ese ejemplo nocivo.  Y pasa lo que suele pasar, nuestros hijos dejarán de ser nuestro hijos.

¿Eso quiere para sus hijos?

No existe la relación perfecta. No existe el equipo de futbol perfecto. Tu tampoco eres perfecto. La perfección es tan solo modelo a seguir. 

Las cosas pueden estar mal (como en este momento están mal las cosas entre Cruz Azul y yo).
Pero aceptando que la perfección no existe, que dios tampoco existe y que esto es un problema de dos. Es importante hacerle saber a tu equipo que siempre contará contigo, es importante decirle lo mucho que lo quieres. Recuerda que en el futbol siempre, pero siempre... se conjuga en primera persona.

Por eso este miércoles, vamos a Sao Paulo por tres puntos. Si ganas, gano contigo; si pierdes, pierdo contigo.

L





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