miércoles, 9 de junio de 2010

Literatura y futbol. Son novios, son novios… se besan, se besan…

La relación entre Literatura y futbol, o Futbol y literatura; es y ha sido, como cualquier relación entre un hombre y una mujer, tormentosa, cruel, sádica y pasional. Con altos y bajos, gritos y susurros al oido, mordidas y una que otra nalgada. Pero siempre ahí, tan parecidos, tan casi iguales, tan inseparables.

Literatura y futbol, se parecen tanto que casi se escriben igual. Casi suenan igual y saben casi a lo mismo. Decía Borges: “once jugadores contra once corriendo detrás de una pelota no son especialmente hermosos''. Pues yo le digo: “un hombre escribiendo pendejadas, tampoco es especialmente hermoso.” Lo que sí puede ser hermoso, es el resultado de los once contra once jugadores corriendo detrás de una pelota; como pueden ser hermosas, las pendejadas escritas por un hombre. Futbol y literatura, se parecen tanto que casi se juegan igual. El Futbol tuvo a George Best, la literatura tuvo a Bukowski.

Cuando se juntan uno(el futbol) y la otra (la literatura), los resultados pueden ser buenos. Ya se juntaron en Eduardo Galeano, y dieron como resultado El Futbol a sol y sombra. paradigmática obra, y el orgullo del matrimonio entre Literatura y futbol . "Todo lo que he aprendido sobre la moral y los hombres, se lo debo al futbol" dijo Albert Camus; al futbol le debemos pues: La Peste, El mito de Sísifo, Los justos y El Extranjero. Sí, Literatura y futbol, han tenido sus queveres, haciendo un breve e incompleto recuento de los resultados de la unión entre el arte (el futbol) y el deporte (la literatura) encontramos que en los primeros cuarenta y cinco minutos del siglo pasado Horacio Quiroga escribió Suicidio en la cancha, un cuento sobre un jugador de Nacional que se pegó un tiró en el círculo central de la cancha. Pablo Neruda, escribió su poema Los jugadores. Ya para el Segundo tiempo; Rafael Alberti, le dedicó un poema al portero Húngaro del Barcelona, Platko (Oda a Platko). El poeta brasileño Vinicius de Moraes escribió un poema a Garrincha; Camilo José Cela, sus Once cuentos de fútbol; Juan Villoro, un texto sobre el maracanazo el día que Uruguay le ganó a Brasil la Copa del Mundo en el estadio Maracaná titulado El hombre que murió dos veces, ahora parte del libro Dios es redondo; Humberto Constantini, su relato Inside izquierdo, y Leopoldo Marechal, pone a la tribuna de un River-Boca como escenario de la batalla del protagonista de Megafón o la guerra. Roberto Fontanarrosa, Osvaldo Soriano y Juan Sasturain se convirtieron en el tridente ofensivo, que se dedicó a escribir sin tapujos ni complejos sobre fútbol, primero desde la prensa y el humor y, finalmente, desde la literatura. Eduardo Sacheri, expresa todo su futbolerismo en sus relatos. Félix Fernández, quien fuera un malísimo portero del Atlante, es ahora un malísimo poeta. Daniel Baldi, quien jugó en el glorioso y pontentísimo Cruz Azul, tiene ahora siete libros publicados, el más reciente prologado por el mundialista y capitán de su selección, Diego Lugano.

La relación está ahí, tormentosa o apasionada, breve pero constante, díficil y llevadera, como son todas las relaciones. Este mes, que celebramos al futbol, no olvidemos a los libros, que pueden llevarse bien con él. Los invitamos pues, a no perderse un solo libro y a leer todos los partidos que se puedan.


Cómo vas a saber lo que es el amor... si nunca te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo que es el dolor... si jamás un zaguero te azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el placer... si nunca ganaste un clásico barrial.
Cómo vas a saber lo que es llorar... si jamás perdiste un clásico sobre la hora con un penal dudoso.
Cómo vas a saber lo que es el cariño... si nunca acariciaste la redonda de chanfle.
Cómo vas a saber lo que es la solidaridad... si jamás saliste a dar la cara por un compañero golpeado desde atrás.
Cómo vas a saber lo que es la poesía... si nunca tiraste una gambeta.
Cómo vas a saber lo que es la humillación... si jamás te hicieron un caño.
Cómo vas a saber lo que es la amistad... si nunca devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es un orgasmo... si jamás diste una vuelta olímpica de visitante.
Cómo vas a saber lo que es el pánico... si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe.
Cómo vas a saber lo que es morir un poco... si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco.
Cómo vas a saber lo que es la izquierda... si nunca jugaste en equipo.
Cómo vas a saber lo que es la xenofobia... si en ninguna cancha te gritaron "negro de mierda".
Cómo vas a saber lo que es la soledad... si jamás te paraste bajo los tres palos a doce pasos de un rival.
Cómo vas a saber lo que es el barro... si nunca te tiraste a los pies de nadie para mandar la pelota sobre un lateral.
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo... si nunca hiciste una de más cuando tenías que dársela al nueve que estaba mejor ubicado.
Cómo vas a saber lo que es el arte... si nunca inventaste una rabona.
Cómo vas a saber lo que es la música... si jamás cantaste haciendo equilibrio sobre un para-avalancha.
Cómo vas a saber lo que es el suburbio... si nunca te paraste de wing.
Cómo vas a saber lo que es la injusticia... si nunca te sacó tarjeta roja un referí localista.
Cómo vas a saber lo que es el insomnio... si jamás te fuiste al descenso.
Cómo vas a saber lo que es el odio... si nunca hiciste un gol en contra.
Cómo vas a saber lo que es la vida, hijo mío... si nunca, jamás, jugaste al FÚTBOL.

Walter Saavedra

Lucho

3 comentarios:

Capi dijo...

Muy buen post, como olvidar esa gran joya del fútbol y de la literatura llamada EL FUTBOL A SOL Y SOMBRA. Para mi el fútbol es arte, al mismo nivel que otras bellas artes como la música y la literatura. Hoy en día, no podríamos imaginar al fútbol sin sus idilios musicales o literarios.

Saludos.

Javier del Cid dijo...

Que excelente Lucho, y muy cierto, como podria apreciar del futbol sin la literatura. Y al igual que el Capi:"no podríamos imaginar al fútbol sin sus idilios musicales o literarios."

Saludos.

Aldebarán dijo...

Que buen post compañero, el mejor que te he leído, y muy apropiado para la época. Lo has dicho todo en él.
Un abrazo!